viernes, 20 de noviembre de 2009

Vamos Subiendo la Cuesta

Empezó la cuenta regresiva, falta solo 1 semana para el acto que promete ser una bisagra en la historia de nuestros pueblos y sus pérdidas de soberanía. La palabra soberanía quizás les resulte demasiado grande a algunos y piensen que es una sobreactuación, si hablamos de las costas de un lago, muchos otros creemos que no es así.
La soberanía no es un derecho solo reclamable sobre un gran territorio, por ejemplo, las Islas Malvinas, es el estado de situación, que debe tender a ser general, en un pueblo que quiere auto determinarse.
Podemos hablar de soberanía territorial, pero también lo podemos hacer de soberanía alimentaria, soberanía política, energética, pero la más importante de todas, la que nos obliga a trabajar para lograr todas las otras, es la soberanía cultural, saber lo que somos y determinarlo nosotros mismos, somos indios, descendientes de europeos y negros, cada uno con sus particularidades, pero todos hijos de la tierra en la que vivimos, somos latinoamericanos, todo esto no quiere decir que pretendemos aislarnos del mundo como nos acusan algunos que prefieren los nombres en inglés, nada más lejano de lo que quieren los que trabajan por recuperar soberanías, por abrir caminos, por construir puentes, lo que sí significa, y esta es la verdadera causa de la reacción de algunos pocos que si entienden de qué se estamos hablando, es relacionarse con otros países, o millonarios de otros países, o millonarios de nuestro país que preferirían haber nacido en otros países, relacionarse de igual a igual, con correlación de fuerzas, con igualdad de derechos y obligaciones, con igualdad ante la ley, y sobre todo con igual consecuencia en la dureza y velocidad de la justicia ante una infracción o delito.
Que las costas del Lago Escondido, al que quisieron empezar a llamar Hidden Lake, sean de acceso público, ciertamente no va a hacer que baje la tasa de mortalidad infantil en nuestro país, o que haya mayor ocupación o que los políticos argentinos nos enorgullezcan o que los hermanos de los pueblos originarios recuperen sus territorio o que por fin cambiemos la estatua de Roca por la de una Madre India hecha con aporte de todos, como propuso Osvaldo Bayer, nada de eso va a suceder al día siguiente, el logro no es exterior, es interior, profundo, adentro de cada uno, y forma parte de un todo, decía Gandhi, “unos pocos miles de Ingleses nunca podrían dominar a millones de Indios si estos nos colaboraran”, ese es el nudo gordiano de toda esta historia, un cambio de actitud en nuestra sociedad, lograr entender que somos acreedores de los derechos que dan nuestra constitución y nuestras leyes, que son perfectibles como todo, pero que también están enormemente subaplicadas, inútilmente podemos pedir leyes mejores ya, si no logramos primero que se apliquen las actuales. Ese entendimiento colectivo, esa sensación de que cada uno sin importar el capital con que cuenta, la edad, el color de pelo, la tonada o los gustos musicales, tiene los mismos derechos y tiene el poder de hacerlos cumplir, esa es la victoria que justifica todo este trabajo.
¡El 29 va a haber una fiesta en el Foyel !
Día tras día más personas, organizaciones, partidos políticos, sindicatos y artistas se van sumando. Algunos miran a otros con recelo, la convocatoria es amplia y plural, a algunos nos les gusta, verse relacionado con tal o con cual. El 29 igual va a ser una fiesta, una piedra que cae no se detiene, dice la canción.
El 29 vamos a festejar un despertar. Nuestras conciencias, adormiladas por tantos años de mensajes engañosos, son lentas, como lo son las construcciones colectivas, esas, llenas de contradicciones, que muchas veces nos ponen al borde del ataque de nervios.
Esas construcciones colectivas de las que no somos más que un pequeño ladrillo, un insignificante, monocolor y aburrido ladrillo, pero hay un secreto que vamos descubriendo en este despertar que está empezando, un secreto que va apareciendo despacio y que nos asombra, mi ladrillo, el que yo soy, el que constituyo en esta construcción que quiere llegar a ser un país soberano, en el que justamente por ser soberano no haya más mortalidad infantil, ni desocupación, ni pobres, ni tantas otras cosas que no queremos, mi ladrillo es el más importante de todos, y es el más importante porque traba a los que me rodean para evitar que se desmoronen.

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