sábado, 28 de noviembre de 2009

29 de Noviembre - Acto por Costas Libres, Contra la Concentración y Extranjerización de la Tierra


Desde el origen somos pueblo ocupado, territorio usurpado. Bien lo saben nuestros hermanos de los pueblos originarios que lo sufren desde hace 500 años. Siempre fuimos promesa, desde siempre, nos prometieron el futuro mientras nos robaban el presente.
Unas pocas familias de fortunas ilegitimas se repartieron inmoralmente las tierras robadas al dueño original, creando así las bases de la pobreza de la gente y dando origen a una oligarquía que hasta hoy vive del esfuerzo ajeno.

Vivimos en un territorio que no es nuestro, nos engañan día a día para que asumamos los costos de una realidad que nunca elegimos. Bajamos la cabeza, seguimos, construimos, soportamos, levantamos eternamente los muros de un país que otros disfrutan.

Millones son los que se despiertan cada mañana y enfrentan su jornada, y aportan su parte, y vuelven cansados a su miseria, y ven a los ojos a sus hijos, y sienten el desgarro de saber que, terriblemente, la vida de ellos será peor, y siguen, tal vez no comprenden por qué, pero sienten un nudo en el estomago, profundo, doloroso, como dolorosa fue nuestra historia, no la que nos contaron, la verdadera.
La tierra es nuestra madre, es generosa y fecunda, pero este sistema que nos venden diariamente y que lamentablemente compramos, la ha convertido en una madre herida, usurpada, violada, esclavizada siempre al servicio del más poderoso.
Este sistema es autodestructivo, se come así mismo, no nos queda mucho tiempo para entenderlo y cambiar.

Somos una contradictoria amalgama de culturas, razas, creencias y realidades, pueblos originarios, pueblos venidos, pueblos oprimidos, la tierra nos une, somos la tierra, debemos rescatarla desde lo colectivo. La tierra es lo único que puede generar un “nosotros” que no deje a ningún hermano rezagado, que nos incluya a todos.

Debemos tomar las riendas de nuestro futuro, nadie lo va a hacer por nosotros, hemos comprobado tristemente que la mayoría de nuestros representantes, a los que les pagamos el sueldo, terminan vendiendo su conciencia al poderoso, si es extranjero y millonarios más rápido. Estos representantes trabajan a destajo para entregar lo nuestro, para torcer la ley a favor del que puede pagar. Más del 10% de nuestro territorio está en manos de extranjeros, más del 60% está en manos de pocos millonarios que ponen y sacan gobiernos, compran medios, imponen planes económicos cuyos muertos siempre son del pueblo.

El acceso a las costas del Lago Escondido es un símbolo, no lo subestimemos, es una ventana al futuro, si permitimos que un millonario, de una potencia extranjera, que ocupa por la fuerza de sus armas parte de nuestro territorio, se apropie ilegalmente de un Lago que es de todos, cualquier cosa será posible, habremos perdido definitivamente la posibilidad de retomar la determinación de nuestro destino.

Hoy festejamos que esta vez, raramente, la Justicia no estuvo del lado del poderoso, este cartel, que hoy inauguramos, nos informa que desde aquí nace el camino al Lago Escondido, pero también nos cuenta que empieza a darse vuelta la taba, que una nueva actitud está naciendo en nosotros y que tiene que ver con la fuerza de la unión. Un simple cartel de chapa que anuncia y denuncia, que grita, que luchando, todo lo que nos robaron, lo nuestro, al final, puede ser recuperado.

El control de nuestros recursos, la redistribución social de la tierra, pero sobre todo la evolución de nuestras conciencias hacia una idea colectiva de ciudadanía, consciente, y dueña de su destino, son los requisitos mínimos para construir un país que ya no nos de vergüenza legarle a nuestros hijos. Esta conciencia social, todavía embrionaria, debe generar una nueva visión de lo público para que sea comunitario, para que nos incluya y nos haga sentir protagonistas.

Ni un milímetro de territorio más debe ser entregado, no tengamos miedo de pedirle cuentas a los que deberían haber defendido lo nuestro, el estado debe asumir su rol, los Lewis, los Tomkins, los Benetton y los Turner, los Soros, pero también, los Tinelli, Bunge & Born, Lacroze de Fortabat, Bemberg, Blaquier, Balcarce, Larreta, Avellaneda, Duhau, Pereyra Iraola, Ballester, Pueyrredón, Bullrich, Udaondo y algunos más, deben saber que a partir de hoy no todo se puede comprar con dinero, que no estamos dispuestos a liquidar el patrimonio de nuestros hijos y nietos, deben sentir que el país ya no está de remate y que venimos por lo nuestro.

viernes, 20 de noviembre de 2009




Vamos Subiendo la Cuesta

Empezó la cuenta regresiva, falta solo 1 semana para el acto que promete ser una bisagra en la historia de nuestros pueblos y sus pérdidas de soberanía. La palabra soberanía quizás les resulte demasiado grande a algunos y piensen que es una sobreactuación, si hablamos de las costas de un lago, muchos otros creemos que no es así.
La soberanía no es un derecho solo reclamable sobre un gran territorio, por ejemplo, las Islas Malvinas, es el estado de situación, que debe tender a ser general, en un pueblo que quiere auto determinarse.
Podemos hablar de soberanía territorial, pero también lo podemos hacer de soberanía alimentaria, soberanía política, energética, pero la más importante de todas, la que nos obliga a trabajar para lograr todas las otras, es la soberanía cultural, saber lo que somos y determinarlo nosotros mismos, somos indios, descendientes de europeos y negros, cada uno con sus particularidades, pero todos hijos de la tierra en la que vivimos, somos latinoamericanos, todo esto no quiere decir que pretendemos aislarnos del mundo como nos acusan algunos que prefieren los nombres en inglés, nada más lejano de lo que quieren los que trabajan por recuperar soberanías, por abrir caminos, por construir puentes, lo que sí significa, y esta es la verdadera causa de la reacción de algunos pocos que si entienden de qué se estamos hablando, es relacionarse con otros países, o millonarios de otros países, o millonarios de nuestro país que preferirían haber nacido en otros países, relacionarse de igual a igual, con correlación de fuerzas, con igualdad de derechos y obligaciones, con igualdad ante la ley, y sobre todo con igual consecuencia en la dureza y velocidad de la justicia ante una infracción o delito.
Que las costas del Lago Escondido, al que quisieron empezar a llamar Hidden Lake, sean de acceso público, ciertamente no va a hacer que baje la tasa de mortalidad infantil en nuestro país, o que haya mayor ocupación o que los políticos argentinos nos enorgullezcan o que los hermanos de los pueblos originarios recuperen sus territorio o que por fin cambiemos la estatua de Roca por la de una Madre India hecha con aporte de todos, como propuso Osvaldo Bayer, nada de eso va a suceder al día siguiente, el logro no es exterior, es interior, profundo, adentro de cada uno, y forma parte de un todo, decía Gandhi, “unos pocos miles de Ingleses nunca podrían dominar a millones de Indios si estos nos colaboraran”, ese es el nudo gordiano de toda esta historia, un cambio de actitud en nuestra sociedad, lograr entender que somos acreedores de los derechos que dan nuestra constitución y nuestras leyes, que son perfectibles como todo, pero que también están enormemente subaplicadas, inútilmente podemos pedir leyes mejores ya, si no logramos primero que se apliquen las actuales. Ese entendimiento colectivo, esa sensación de que cada uno sin importar el capital con que cuenta, la edad, el color de pelo, la tonada o los gustos musicales, tiene los mismos derechos y tiene el poder de hacerlos cumplir, esa es la victoria que justifica todo este trabajo.
¡El 29 va a haber una fiesta en el Foyel !
Día tras día más personas, organizaciones, partidos políticos, sindicatos y artistas se van sumando. Algunos miran a otros con recelo, la convocatoria es amplia y plural, a algunos nos les gusta, verse relacionado con tal o con cual. El 29 igual va a ser una fiesta, una piedra que cae no se detiene, dice la canción.
El 29 vamos a festejar un despertar. Nuestras conciencias, adormiladas por tantos años de mensajes engañosos, son lentas, como lo son las construcciones colectivas, esas, llenas de contradicciones, que muchas veces nos ponen al borde del ataque de nervios.
Esas construcciones colectivas de las que no somos más que un pequeño ladrillo, un insignificante, monocolor y aburrido ladrillo, pero hay un secreto que vamos descubriendo en este despertar que está empezando, un secreto que va apareciendo despacio y que nos asombra, mi ladrillo, el que yo soy, el que constituyo en esta construcción que quiere llegar a ser un país soberano, en el que justamente por ser soberano no haya más mortalidad infantil, ni desocupación, ni pobres, ni tantas otras cosas que no queremos, mi ladrillo es el más importante de todos, y es el más importante porque traba a los que me rodean para evitar que se desmoronen.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Apremios en El Bolsón

Hippies, paisanos, millonarios, europeos, artesanos convivieron sin problemas en la localidad de Río Negro hasta que en agosto hubo un asesinato. Así llegaron “la inseguridad” y un pelotón especial de policías que, según denuncian, se dedicó a darles brutales palizas a los vecinos.


Por Emilio Ruchansky para Página 12
El Bolsón, para quien no lo sepa, es un pueblo de Río Negro, sobre los Andes, muy cerca de Chubut y con una calma y una vitalidad envidiables. Allí hubo en los últimos cinco años una gran inmigración que hizo que la población pasara de 5 a 30 mil habitantes. La diversidad es la marca de la nueva procedencia: hay europeos, magnates, buscavidas, artistas y artesanos de todo el país. Para más datos, El Bolsón cuenta con dos generaciones de hippies que hoy se confunden entre paisanos y habitantes originarios de esta comarca. Más allá de los incidentes que protagonizó el intendente meses atrás, cuando se peleó con un notero porteño luego de un incendio intencional de una radio, puede decirse que aquí imperó la armonía. Hasta que fue asesinado un remisero apodado Pirulo, el 27 de agosto. Fue entonces cuando el reclamo que sus habitantes sólo veían por televisión se instaló en El Bolsón. Apareció “la inseguridad”.
Como si fuera un calco de lo que ocurre en las grandes ciudades, los medios locales y parte de la comunidad magnificaron el homicidio. Los remiseros organizaron una gran despedida, una caravana de autos de tres kilómetros tras los restos de Rodolfo “Pirulo” Sfeir, asesinado a punta de cuchillo. Al otro día ya se planificaban las marchas y cortes de calles a las que se sumarían taxistas, comerciantes y algunos vecinos. También se conformó un foro de seguridad ciudadana, que fue propuesto por el intendente Oscar Romera.
El posible asesino de Pirulo ya había sido detenido, poco después del hecho, en un control policial cercano al lugar donde apareció el cadáver, al costado de la ruta 40, cerca de Epuyén. Tenía las manos ensangrentadas, un cuchillo con sangre en el asiento del acompañante y manejaba el auto de la víctima. En los primeros días de septiembre circuló la versión de un motivo pasional, que indicaba que el sospechoso, un pasajero que se dirigía a Esquel, era el ex novio de la actual pareja del asesinado.
Mientras algunos investigadores insistían con el móvil pasional, pese a que el asesino habría robado el celular y las zapatillas de la víctima, se sucedían las reuniones pro seguridad en El Bolsón. Luego de una marcha en la plaza Pagano, la misma que alberga la conocida feria de artesanos, se organizó una asamblea en el gimnasio municipal a la espera de que aparecieron funcionarios “con poder de decisión”. Y no defraudaron.
Estuvieron, entre otros, el subsecretario de Seguridad de Río Negro, Hugo Concellón; el intendente Romera y varios jefes policiales, que escucharon las quejas. Los concurrentes pidieron más recursos humanos, vehículos y “las herramientas mínimas” que necesita la policía para garantizar seguridad. “No puede ser que siendo una comunidad con más de 30 mil habitantes, apenas nos cuiden 10 policías y un patrullero por turno”, dijo uno de los manifestantes. Otros denunciaban la “violencia escolar” y el descontrol en la venta de alcohol.
En esa reunión se mencionó, por primera vez, la posibilidad de traer la Brigada de Operaciones de Rescate y Antitumulto (BORA), una fuerza de elite que operó en Bariloche durante la pasada cumbre de presidentes de la región. Unos días después desembarcarían los refuerzos: un escuadrón de diez hombres en una camioneta negra sin ventanas traseras, armados con escopetas y chalecos antibala. La respuesta parecía desproporcionada. Lamentablemente lo fue.
Paseos nocturnos
En el bar que tiene la tradicional heladería Jauja, a metros del Concejo Deliberante de El Bolsón, dos jóvenes, la madre de uno de ellos y un abogado de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) le relataron a este cronista algunos de los sucesos ocurridos desde la llegada del BORA. El primero en hablar fue Leonardo Medina, militante social oriundo de Isidro Casanova, en el conurbano bonaerense, que vende panes rellenos en la feria y participó de tomas de tierras. Vale aclarar que los precios de los terrenos, en medio del boom inmigratorio, aumentaron el mil por ciento.
“Fui a bailar con un compañero de trabajo a La Casona, hubo algunos problemas en la puerta y vino la policía –cuenta Medina, de 34 años–. Se llevaron a los que estaban discutiendo. Yo estaba por subirme a mi moto y cuando trato de arrancarla me agarran por la espalda los del BORA y me meten en la camioneta negra, esposado. Adentro me empezaron a golpear feo, me pateaban, me pisaban. Uno decía: ‘Este negrito no grita, no llora’. Era cierto. Yo no les quería dar el gusto, así que se ensañaron más.”
Eran las 6.30 de la madrugada del domingo 27 de septiembre cuando ocurrió esto, un mes después del asesinato de Pirulo. Medina fue llevado a la seccional de policía, cerca de la plaza Pagano, y allí, en los pasillos, según su versión, uno de los integrantes del BORA le cortó el lóbulo de la oreja derecha. Tardaron cuatro horas en llevarlo al hospital, que queda enfrente, y luego de que le cosieran la herida (cinco puntos) fue devuelto a una celda de la seccional dos horas más hasta que lo dejaron ir. “No sé si soy la primera víctima, soy el primero que los denuncia”, dice Medina.
A su lado, el presidente de la APDH local, Raúl Prytula, completa la historia: “Fuimos a Bariloche para que lo revisara un médico perito y realizar la denuncia ante la fiscalía número 1, de Marcos Burgos. Quiero aclarar que hay más de 10 personas golpeadas pero sólo tres se animaron a denunciar al BORA”. Unos días después del hecho, Medina se volvió a cruzar con los uniformados que lo golpearon. “Estaban tomando sol en el jardín de la casa donde paran. Enseguida reconocí al que me cortó la oreja. Le pregunté cómo se llamaba y no me quiso responder. Me dijo que tuviera cuidado ‘porque iba a aparecer en un zanjón’.”
En la otra punta de la mesa del café, acompañado por su madre, Esteban Garrido cuenta lo que les pasó a él y a un amigo, que se encontraron en el Club Hípico mientras miraban las carreras. No estaban haciendo “nada raro”, agrega este joven albañil de 19 años, que habla en voz baja y mira alrededor, como quien se asegura de que no lo escuchen.
“Me agarraron de atrás y nos pusieron dentro de la camioneta. Nos golpearon mucho. Me acuerdo que el chofer nos preguntó si queríamos escuchar música, si íbamos cómodos mientras nos pegaban. Uno me decía ‘ni sangre te sale, maricón’. Después me rompieron la nariz y sangré bastante. Nos llevaron hasta un lugar en la ruta, nos hicieron limpiar la sangre con nuestras camperas y llamaron a la policía para que nos pase a buscar”, asegura el joven. Su amigo decidió no denunciar el hecho.
A Garrido le habían pegado tanto que fue necesario derivarlo a un hospital de Bariloche para una tomografía computada. Según cuenta el abogado, temían que le hubieran reventado un tímpano. Entre las idas y venidas de la comisaría y el hospital, la madre de Garrido dice haber recibido disculpas de un policía local: “Me dijo que los del BORA estaban haciendo cosas que no deben hacer, que se iban y los hacen quedar mal a ellos. Y le creo, acá nos conocemos todos. Los policías son nuestros vecinos también”. La tercera denuncia es la de una persona que debía recurrir a un juzgado por una causa y a quien fueron a buscar en la camioneta negra. “Lo desfiguraron”, dice, tajante, el abogado. La víctima se llama Gustavo Buchiche y vive en el barrio obrero, del otro lado del río Quemquempeu. “Con la policía veníamos bastante bien, teníamos algunos apremios dudosos pero no conocemos a nadie que haya sido golpeado”, afirma Prytula.
Estas tres historias comenzaron a difundirse en las radios y, en menor medida, en los diarios locales. El debate sobre la inseguridad copó las charlas de la comuna con “el mayor índice de cultura alternativa por metro cuadrado”, como suelen decir, con sobrado orgullo, los hippies. Aquí no sólo abundan las cervezas artesanales y los campings, también hay cooperativas de cultivadores, asociaciones ecologistas, distintas ofertas en medicina no tradicional y hasta una universidad de cine.
Presupuestos
A metros de la casita donde está estacionada la combi negra del BORA, en cuyo jardín cuelgan los calzoncillos y varias remeras azules, un vecino que prefiere el anonimato comenta que “los del BORA están todo el día dando vueltas a 10 kilómetros por hora en esa camioneta, con la puerta entreabierta, armados hasta los dientes”. Dice que son todos grandulones, como un equipo de rugby, y que cuando les abren la puerta de la camioneta “salen como perros rabiosos”.
El miedo fue lo primero que se diseminó en los barrios populares del otro lado del río, como Esperanza, Yrigoyen, Obrero, La Usina, Los Hornos. Ana, una chica joven, artesana, que conoció las andanzas del BORA por la barriada de Bariloche y que vive en el barrio Obrero, comenta que también la Gendarmería se sumó a lo que considera “una especie de militarización”. “Los que están de acuerdo con el BORA son los que están viendo tele todo el tiempo, yo no le pongo llave a la puerta”, dice Ana, que trabaja en una biblioteca popular.
Durante todo el mes de octubre, la camioneta del BORA siguió azorando los barrios. La noticia de que no había plata para pagar los sueldos de los maestros y algunos empleados administrativos indignó más aún a quienes exigen que esta fuerza de choque se vaya definitivamente. Hubo, a mediados de mes, una reunión en la Casa de la Cultura de El Bolsón donde los comerciantes acudieron preocupados ante la posibilidad de que se fueran los uniformados. No había plata para pagarles a ellos tampoco, por lo que surgió una propuesta de abonar, desde la Cámara de Turismo, los intimidantes servicios del BORA.
El presidente del Concejo Deliberante, el justicialista Raúl García, admitió que esta fuerza especial “está preparada para reprimir tumultos y son la última opción que tiene el Estado” y reconoció que en verdad el pueblo necesitaba “otra cosa”. Miguel Gotta, un colega suyo pero del Partido Provincial Rionegrino, defendió lo hecho: “Lo que no pudieron hacer los padres para controlar a sus hijos en sus casas lo hicieron estos tipos”. Este concejal atribuyó a “errores humanos” las golpizas propinadas por el escuadrón. “No hay más problemas de inseguridad en El Bolsón, los que quieren que se vayan son los que venden droga”, sentenció Gotta, por radio.
Con el escándalo a cuestas, los efectivos del BORA decidieron guardarse. Hubo un recambio de efectivos a mediados de octubre y el patrullaje se redujo. Según pudo saber este diario, la estrategia es hacer una especie de “ablande” para que se instalan definitivamente. Mientras tanto, los vendedores de alarmas siguen recorriendo las casas y de a poco, las calles vuelven a poblarse de chicos y jóvenes por la tarde-noche.
Sin embargo, no todos los padres mantienen la calma. Algunos protestan por la falta de seguridad y piden más patrullaje. Otros, como una maestra del barrio Esperanza, admite que tiene miedo por su hijo. “Tiene rastas y usa piercing, el otro día iba caminando con él por la calle y los del BORA me lo miraron mal. Como estaba conmigo no hicieron nada, pero tengo miedo de que se la agarren con él. El problema de este pueblo no es la inseguridad, es la intolerancia.”

http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-135322-2009-11-15.html

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El turno de las Organizaciones Sociales


Les toco el turno a las organizaciones sociales, cualquiera puede caer con tal de llegar al infierno tan anunciado, en estos días la televisión se encargó de Milagros Sala líder de Tupac Amaru, el diario La Nación bombardea, con una periodicidad estudiada, notas contra los Mapuches, y “los piqueteros” esa etiqueta que quiere significar mucho más que personas que se manifiestan cortando una ruta o calle (ya que nunca se llamó piqueteros a los que, durante varios meses, cortaban a favor del campo y sus rentas) llenan las pantallas de los programas de horario central siempre al lado de menciones de “Infierno en la ciudad”, “Encapuchados sospechosos”, “Inseguridad”, etc. Si se mira en perspectiva está claro que el objetivo de fondo es desmovilizar, mucho pobre junto asusta y organizado aterra.
Hay partido radical!, como pocas veces en la historia, la pérdida de itinerario ha hecho estragos en los restos del que fue uno de los dos partidos más importantes de nuestro país, esta es la única explicación sobre como las voces cantantes del centenario partido son Cobos, Morales y Carrió, el primero convertido de la noche a la mañana en prócer republicano de la derecha argentina, por traicionar el mandato para el cual fue votado, por indignamente continuar cobrando sueldo de vicepresidente de un gobierno al que quiere voltear, los otros dos convertidos en tristes profetas del apocalipsis que nunca llega, grotescos y oscuros brujos adivinadores de muerte y destrucción. Pero mucho más grave aún es que todos los demás dirigentes radicales formen la plataforma desde la cual estos tres tristes personajes se encaraman como líderes de un partido que tuvo figuras como Yrigoyen, Alem, y hasta el mismo Alfonsín , que parece, visto en perspectiva, un ser extraterrestre al lado de la mediocridad de lo actual.
El partido peronista ha tenido muchos momentos vergonzosos también, pero hasta en su hora más nefasta como fue la década menemista, en la que se traicionaron todos los postulados originarios del movimiento, había sectores que mantenían su decencia, se escindían formaban alianzas, protestaban contra las barbaridades de Menem y cía., el grupo de los 8 de Cacho Álvarez por ejemplo. En una sociedad lobotomizada por las promesas de shopping, Miami y primer mundo que recibíamos diariamente de la Televisión tinelizada al máximo, los ciudadanos no les dábamos a estos grupos ninguna validación en la urnas, pero siempre estuvieron, tratando de cortar con una lima de uñas los barrotes de una actualidad política que se deglutía, a paso forzado, décadas de derechos de los trabajadores. No se ve en el radicalismo analogía de esa resistencia a la debacle del partido propio
En estos días Cobos (siempre con una cautela estratégica en sus declaraciones) Morales y sobre todo Carrió han llegado al clímax de la indignidad, los vemos aparecer hasta el cansancio, siempre con horas diarias de pantalla en los medios heridos por la nueva ley de servicios audiovisuales, como enfilan y atacan una y otra vez dejando sus alquitranado manto de sospechas sobre el que sea con tal de destruir al gobierno, en estas horas le ha tocado a las organizaciones sociales. La repetición de predicciones apocalípticas, por incumplidas y mal intencionadas ha terminado de inmunizar a este gobierno que está muy lejos de ser bueno, de hecho es muy malo, pero es indiscutible que muchas organizaciones sociales han podido crecer y ampliar el campo de su acción solidaria durante el período Kirchnerista.

Si hay un contrapeso para esta democracia minusválida que nos impone el poder económico, ese que mata en nuestro país a 25 pibes por día, esta democracia que es el mejor sistema siempre y cuando la parte pobre de la sociedad , la más grande, no participe activamente, si hay un contrapeso para tratar, no ya de equilibrar, ya que esto seria cándidamente optimista, sino por lo menos de que la balanza no se caiga directamente para el lado de la muerte, ese contrapeso es sin duda el conjunto de organizaciones sociales que forman con sus años de militancia, de trabajo de base, su permanentes contradicciones internas, sus cuadros mediocres pero también esos que descollan en la historia de nuestro país, un dique a la voracidad de los que siempre se quedaron con lo ajeno.
La falacia de la defensa de lo republicano, ese valor que nos venden diariamente y que no se sabe bien qué es, pero que huele a contrario a pobre movilizado, es el caballo de batalla de estos aprendices a inquisidores a los que, como a aquellos, tanto les gusta ponerse del lado de Dios, para justificar sus obscenidades.
Hoy hablan de piqueteros armados y narcotraficantes, de estados dentro del estado, de organizaciones de terroristas, hablan livianamente de aniquilar a Kirchner, (hace acordar tristemente a ese decreto firmado en los 70 por el oscuro Ruckauf sobre aniquilar a la subversión), hablan de emboscada para matar, se desgarran las vestiduras con los exabruptos de Maradona y miran para otro lado cuando el exabrupto es de un propio, hoy son un conjunto de buitres atentos al primer muerto, y da miedo, están ávidos de muerte, porque saben que una muerte podría desencadenar una serie de acontecimientos que por fin den cumplimiento a las profecías mas oscuras que nos relatan diariamente.
Siempre fue el objetivo del poder económico desmovilizar, es una regla fácil para saber quién es quién entre nuestros dirigentes, el que promueve la movilización del pueblo es el que sostiene que un pueblo movilizado y dueño de su propio destino es la única formula para lograr una sociedad más justa, que ojala algún día nos deje de dar vergüenza, en cambio el que agita fantasmas llamando a gritos a los jinetes del apocalipsis ante cada movimiento del campo popular, trabaja sin duda para mantener los privilegios de los que deciden sobre casi todo, es un triste personero de los que quieren que todo quede como casi siempre fue, un desastre.
La sociedad necesita que los radicales abran los ojos y vean que si sus referentes nacionales son Cobos, Morales y Carrió, seguirán sumergiéndose en el barro de la historia.